lunes, 4 de noviembre de 2013

El laberinto - 1997 – José M. Prada Duran




 Una vez más, con la esperanza
de que el Cielo lo entendiera,
se dirigió al Nazareno que tenía en su cabecera
y otra vez más como ya hiciera tantas veces
le suplicó pa que le mandara la muerte.
Llevaba ya de esa manera
más tiempo de el que esperaba
y le pedia que se acabara, que se acabara.
Por qué se le niega el derecho a morir
al que asi lo reclama,
por qué sin quererlo tener que vivir
condenao en una cama,
qué amargo sentirse un muñeco
con alma, con alma.
Quién coño son unos jueces
pa que con las buenas puedan decir no,
a quien desea su muerte
viendo que la vida la espalda le dio.
La hipocresía es la razón
pá no permitirle a to aquel que sufre
decidir su suerte,
porque el mismo derecho a la vía
se debe tener, se debe tener
pá la muerte.

De plaza en plaza - 1997 – José Guerrero Roldan – Francisco Rosado Rodríguez





Yo no veo justo que congelen el salario
a los currantes y en especial de los funcionarios,
porque ellos sufren cuando nosotros los criticamos,
y no es que trabajen poco, es que nunca los dejamos.
Como comienzan muy temprano su jornada
al cuarto de hora van por café y por media tostada,
y el camarero con unos huevos que se los pisa
los atiende a las tres horas, sin ver que ellos tienen prisa.
Se ponen a trabajar como los mulos
y llega a la ventanilla un viejecito dando por culo:
Arrégleme este papel, que es pa mi hermano,
y molesta al funcionario que esta rascándose el cayetano.
Y luego llega una vieja contando cosas de melodrama
en el preciso momento en que esta liao con un crucigrama.
A la una su tapita para coger de nuevo energía
y cuando vuelve al trabajo, ya son la tres,
mira tú que plan, se le ha ido el día.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Las castas de Caí - 1997 – Francisco Cárdena Ruso – Ramón Peñalver Hoyos – Manuel Sánchez Alba




Yo no comprendo que el ingenio gaditano
sólo nos sirva pa insultar al sevillano,
y es lamentable que utilicemos nuestras letrillas
como un insulto y un cachondeo contra Sevilla.
Esa Sevilla que al llegar los Carnavales,
vienen en masa a disfrutar por nuestras calles.
Ya estoy harta de poetas,
que insultan con esas letras
a ese pueblo sevillano
que yo considero hermano
por mucho que a tí te pese.
Y que igual que los de Cádiz,
tienen sangre blanca y verde.
¿Dónde están las sevillanas
que hablen mal de tós nosotros?,
porque yo de sus coplillas,
tan solo escuché piropos.
La amistad con ese pueblo
poco a poco están matando,
cantando tanta injusticia.
Lo mismito que en su día
matamos a la provincia.