lunes, 4 de noviembre de 2013

El laberinto - 1997 – José M. Prada Duran




 Una vez más, con la esperanza
de que el Cielo lo entendiera,
se dirigió al Nazareno que tenía en su cabecera
y otra vez más como ya hiciera tantas veces
le suplicó pa que le mandara la muerte.
Llevaba ya de esa manera
más tiempo de el que esperaba
y le pedia que se acabara, que se acabara.
Por qué se le niega el derecho a morir
al que asi lo reclama,
por qué sin quererlo tener que vivir
condenao en una cama,
qué amargo sentirse un muñeco
con alma, con alma.
Quién coño son unos jueces
pa que con las buenas puedan decir no,
a quien desea su muerte
viendo que la vida la espalda le dio.
La hipocresía es la razón
pá no permitirle a to aquel que sufre
decidir su suerte,
porque el mismo derecho a la vía
se debe tener, se debe tener
pá la muerte.

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